La Iglesia tiene confianza en los niños y les pide la oración, el sacrificio, los gestos de solidaridad para que todos los niños del mundo tengan la Vida.
En la primera mitad del 1800 los Misioneros de China pedían ayuda al Obispo de Nancy para salvar a los niños. Las familias eran pobres y los niños, recién nacidos, con frecuencia venían eliminados, sin recibir siquiera la gracia del Bautismo.
En 1843 Mons. Charles de Forbin-Janson pidió a los niños franceses de ayudarlo a salvar los niños de China.
Como primer empeño el obispo pidió a los niños “Un Ave María al día”. Desde entonces los niños están asociados a la acción evangelizadora de la Iglesia, rezando por los niños del mundo y los ponen en la luz de la salvación realizada por Jesús.
P. Patricio Byrne, SVD
http://www.fides.org/spa/sussidi/bambini.pdf
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